Concursos de oratoria

Ayer José María Alonso representó al colegio con un discurso sobre el Quijote en la sociedad Cervantina. El 27 de marzo conoceremos el resultado. Este fue su discurso, aunque lo mejor no es el texto, sino su "puesta en escena". La ovación cerrada del público fue el mayor premio que ha podido obtener. aunque si cae algún otro tampoco le haremos ascos.

Señores del jurado, damas, caballeros, amigos:

Yo soy la persona más indicada para hablar de Cervantes, y en particular, del Quijote. ¿Y saben ustedes por qué? Porque no lo he leído. Pensarán que es una desfachatez, una insolencia y una falta de educación que me presente ante ustedes, en este foro, después de tal afirmación, pero trataré de demostrarles que estoy en lo cierto.
Porque, fíjense; yo me sé de memoria el principio del Quijote sin haberlo leído, miren…:
En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor. Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lantejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos, consumían las tres partes de su hacienda.

Y sigue, pero ahora recuerdo un poema de León Felipe que me gustó tanto que sus versos se me quedaron grabados en la memoria,

Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar...
Y ahora ociosa y abollada va en el rucio la armadura,
y va ocioso el caballero, sin peto y sin espaldar...
va cargado de amargura...
que allá encontró sepultura
su amoroso batallar...
va cargado de amargura
que allá «quedó su ventura»
en la playa de Barcino, frente al mar...
Por la manchega llanura
se vuelve a ver la figura
de Don Quijote pasar...
va cargado de amargura...
va, vencido, el caballero de retorno a su lugar.
Cuántas veces, Don Quijote, por esa misma llanura,
en horas de desaliento así te miro pasar...
y cuántas veces te grito: Hazme un sitio en tu montura
y llévame a tu lugar;
hazme un sitio en tu montura,

Y sigue, pero sé muchas más otras cosas del Quijote; sé, por ejemplo, que le acompañaba un escudero que sabía casi tantos refranes como mi tío abuelo, pues mi abuela, que me hablaba mucho de él y que se repite siempre, decía de su hermano que sabía más refranes que Sancho.

Y sé que don Quijote estaba enamorado de una bellísima doncella, Dulcinea del Toboso. Esto lo sé porque un amigo que está aquí, entre el público, se enamoró, y ahora en vez de hablar de fútbol no hace más que hablarnos de su Dulcinea.

Pero todavía sé mucho más, sé que aquel hombre al que llamaban loco, era un soñador, como todos nosotros, pero con la diferencia de que él llevó a cabo su sueño y armándose de valor, sobre un rocín, salió al alba a cambiar el mundo. Esto lo sé por mi madre, que siempre que se me ocurre una genialidad me llama Quijote, y lo hace creyendo que así me persuade, cuando en realidad es la mayor motivación que puedo encontrar para seguir adelante con mis quijotadas.

Sé aún más cosas; que peleó contra gigantes que la gente creía molinos de viento, que luchó contra ejércitos que la gente creía rebaños y que libró de las galeras a hombres que la gente creía delincuentes. Todo esto lo sé porque frecuento los museos, porque aunque no haya leído el Quijote he leído otros muchos libros, y en todos los libros, de alguna manera, se vislumbra la figura de un ingenioso y delgado hidalgo. En definitiva, sé tanto porque vivo en el mundo.

¿Comprenden por qué soy la persona más adecuada para hablar del Quijote? Soy la demostración empírica de la universalidad de tan gran caballero, soy el ejemplo acabado y perfecto de cómo Cervantes se ha difuminado en la voz del pueblo, en los pinceles de los artistas, en las palabras de los poetas.

Soy, sin duda, la persona más adecuada para hablar del Quijote porque estoy tan loco como para estar aquí en este foro, ante ustedes, sin haber leído el quijote, y además, decirlo.